A sus 17 años Francisco nada tenía que andar haciendo a las doce de la noche en la calle, pero al pasar por ahí escuchó un fuerte lamento, era el aullido de La Llorona:
“Mi mamá me decía mentiroso, y jamás me creyó, pero eso me sirvió para no andar tan noche en la calle… se siente un escalofrío muy feo, te hace temblar y sientes que los cabellos se te paran, a tal grado que hasta las rodillas te fallan”, dijo.
Quienes escuchan el lamento, conforme van caminando de poniente a oriente sobre la calle Pedro Moreno, en l cabecera municipal de Tonalá, el chillido avanza por encima de quienes andan por ahí.
“Yo sentí el frio junto a mi, llegué a experimentar el viento frío junto a mi, conforme yo iba avanzando venía el chillido a la par, hasta que ya una vez que pasé una vez frente a la puerta de Santiago Apóstol, que está hacia el lado de Pedro Moreno, y me santigué, en una forma misteriosa hasta ahí ceso el lamento, ahí desapareció”, agregó Francisco.
Se cuenta que muchos la han escuchado en la calle Pedro Moreno, desde el eje comprendido, entre Álvaro Obregón y Anasegasti. la leyenda dice que la triste mujer busca a sus hijos que se le ahogaron en el rio, y mientras no los encuentre, seguirá llorando su pena por las calles de Tonalá.
viernes, 27 de noviembre de 2009
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